El bruxismo está a la orden del día, el apretar, rechinar o simplemente contraer la musculatura de la mandíbula de forma inconsciente principalmente durante la noche en un alto porcentaje de la población infantil y adulta.
Se considera una parafunción, es decir, una actividad del sistema masticatorio que el cuerpo realiza sin una función concreta, al igual, que morderse la uñas, morder las tapas de los bolígrafos, los carrillos, los labios…
Un número alto de la población ni si quiera sabe si bruxa o no mientras duerme ya que no tiene porqué sufrir síntomas ni dentales ni musculares o articulares.
El problema surge cuando el bruxismo aumenta en intensidad y/o frecuencia tanto de día como de noche y de repente ocurren los síntomas: dolor en la musculatura de la mandíbula, dolor de cabeza, taponamiento y/o dolor de oídos, dolor de cuello y otros síntomas que pueden empeorar por la exacerbación del bruxismo.
Factores que pueden aumentar la intensidad y frecuencia del bruxismo:
- Estrés (Relationship between non-functional masticatory activity and central dopamine in stressed rats F. M. GO MEZ, J. E. ORTEGA† , I. HORRILLO† & J. J. MEANA† Departments of Stomatology and Pharmacology, University of the Basque Country, Leioa, Bizkaia, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, Spain)
- Ansiedad
- Reflujo gastroesofágico
- Actividades diarias que requieren concentración
- Estados anímicos asociados a la ira, el enfado
- Ortodoncia, prótesis mal asentadas, empastes
- Esclerosis múltiple
- Alteraciones del sueño
- Respiración bucal (rinitis crónica, desviación del tabique nasal, deglución atípica…)
Muchas veces sin necesidad de que aparezca ninguna molestia los dentistas diagnostican el bruxismo debido a un mayor desgaste dental o signos en las encías.
En este caso, la recomendación de una férula de descarga es lo más habitual. Es importante que dicha férula esté bien hecha (lógicamente) pero también debe estar bien ajustada y con cierta frecuencia (de 4 a 6 meses sobre todo si el bruxismo es intenso) habrá que acudir a revisión.
Como ocurre con las plantillas, las férulas sufren mayor desgaste en las zonas en las que más contacto hay.
El bruxismo genera un estrés mecánico sobre la articulación temporomadibular (ATM) debido a exceso de trabajo principalmente de la musculatura de cierre de la mandíbula (maseteros, temporales, pterigoideo interno y externo).
Como en otras patologías, cuando duele un músculo o una articulación se acude al fisioterapeuta como primera opción. La cabeza y la cara también duelen, puede sentirse hormigueos, limitación de movilidad, ruidos articulares, cansancio muscular al masticar, al hablar, dolor al masticar, dolor al bostezar, al reir…
En el caso de las molestias producidas por el bruxismo tanto en el área del cuello (principalmente las primeras vértebras cervicales C1,C2 y C3) , en el cráneo y en la mandíbula (parte móvil) encontramos músculos que se contraen moviendo una o varias articulaciones, las propias articulaciones y nervios que inervan músculos, glándulas y piel.
Debido a estas conexiones, el exceso de tensión muscular puede producir contracturas, puntos gatillo, inflamaciones articulares, etc… produciendo diversos dolores en toda el área de la cabeza.
Alternativas os puede ofrecer la fisioterapia en caso de que el bruxismo empiece a generar dolor o molestia.
La fisioterapia especializada en dolor orofacial, consiste en tratar las estructuras alteradas mediante técnicas manuales, técnicas articulares, punción seca, masaje de tejido conjuntivo, diatermia, etc.. y sobre todo mediante la participación del paciente para controlar principalmente el bruxismo diurno, ya que es en éste en el que podemos trabajar de forma activa, aprendiendo pautas de higiene postural, de “autocontrol” de las actividades que hace bruxar a cada paciente y fortalecimiento de la musculatura implicada para aliviar o eliminar los síntomas producidos por el bruxismo.
Las sesiones deben ser totalmente individualizadas y valorando la situación mecánica y emocional del paciente, ya que el mero hecho de masticar más de un lado o de otro, la posición de dormir, de la postura al trabajar delante de ordenador o alteraciones previas en el área pueden modificar el tratamiento de un paciente a otro.
Para valorar las necesidades de cada paciente, lo principal es dedicarle el tiempo que sea necesario a la historia clínica.
El paciente debe informar de patologías previas que pueda sufrir (aunque considere que no afectan al dolor orofacial), cuándo, cómo y dónde están ocurriendo los síntomas.
Es igual o más importante saber en que situación anímica o emocional en la que se encuentra el paciente, ya que cómo se ha mencionado anteriormente, esto puede ser el origen del aumento del bruxismo o un factor importante en dicha situación de dolor y que debe ser controlada o gestionada mejor.
Sumado a la parte informativa de la historia clínica, el fisioterapeuta valorará la cantidad y calidad del movimiento tanto mandibular como cervical e incluso de los hombros.
Se le pedirá al paciente que realice activamente ciertos movimientos mandibulares (apertura, cierre, lateroflexión, protusión y retrusión) de forma activa y/o resistiva.
La movilidad de la zona cervical también puede dar información sobre que estructuras pueden estar más afectadas. Incluso posibles asimetrías faciales o la forma de la cabeza y cara pueden guiar hacia un buen diagnóstico.
En definitiva, el bruxismo, aun siendo una parafunción en sí no patológica inicialmente, ante situaciones principalmente de estrés puede llegar a alterar y/o lesionar estructuras musculares y articulares que requieran asistencia sanitaria, ya sea dental, médica o fisioterápica.
En la clínica de fisioterapia “Me Duele Aquí” podréis encontrar un aliado para luchar contra todas estas molestias.
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